Si los cuarenta fueron malos, los cincuenta iban a ser aún peores. Ya no había lugar para él en las películas y sobrevivía con actuaciones en vivo desastrosas y humillantes ante un público adolescente que no sabía ni quién era él. En su momento de mayor decadencia, se cruzó en su camino un director entusiasta, loco y marginal, Edgard D. Wood, Jr. Ed Word era un fanático del cine y arrastró a un adicto y anciano Bela Lugosi hacia su mundo de serie Z para participar en una serie de películas delirantes y terribles que le valieron a Ed Wood el sobrenombre de “el peor director del mundo”. Esta curiosa simbiosis ha dado pie a una de las mejores películas de los 90, “Ed Wood”, dirigida por un Tim Burton en estado de gracia, protagonizada por un fenomenal Johnny Depp y donde Martin Landau caracterizaba a Bela Lugosi, papel que le reportó un Oscar al mejor actor secundario. “Glenn o Glenda”, “La novia del monstruo” y finalmente “Plan 9 desde el espacio exterior” fueron el testamento cinematográfico de Bela Lugosi, a pesar de que ya había muerto hacía varios años cuando se finalizó la última de estas películas.

Bela Lugosi moriría en 1956 a la edad de 73 años en medo del olvido y lejos de la gloria que gozó durante unos breves años de su vida. Sin renunciar a este efímero esplendor, y recordando el príncipe inmortal que una vez fue, Bela Lugosi vio cumplido su deseo de ser velado y enterrado vestido y caracterizado como el conde Drácula.

Como epílogo, basta decir que varios años después de la muerte de esta estrella fugaz del cine de terror, y con la recuperación de los clásicos del cine de terror por la juventud, el recuerdo de Bela Lugosi y del conde Drácula volveron a emerger. Uno de los mayores tributos dedicados a su recuerdo vino de la mano del grupo británico Bauhaus, unos de los padres del movimiento gótico, y artífices del gran clásico del rock gótico “Bela Lugosi is dead”