Bela Lugosi como Drácula En la década de los setenta, el también prestigioso cineasta alemán Werner Herzog realizó un remake de “Nosferatu” protagonizado por Klaus Kinski poniendo un mayor énfasis en los componentes trágico-románticos y en todo el macabro trasfondo de degeneración y  decadencia de la historia.

La versión de 1931 para la Universal de “Drácula”, sin duda el éxito comercial de la temporada, elevó a Bela Lugosi hasta la cima de su carrera artística profesional y contribuiría definitivamente a que el actor se transformase en un mito y un sex symbol en Hollywood. La transformación fue aún más profunda, pues algo del conde se quedó en Lugosi para siempre, y viceversa. Tal es así que llegó a interpretar en varias ocasiones más al príncipe de las tinieblas, al amo y señor de todos los vampiros, aunque disfrazado bajo otro nombre (se supone que para ahorrarse el estudio el pago de algunos derechos de autor) en películas como “El beso mortal”, “La marca del vampiro” o incluso en una decadente y triste intervención en la parodia “Abbott y Costello contra los fantasmas”, que, por cierto, fue la primera película que vio Elvis Presley.

Lugosi se encasilló en papeles de terror en los que habitualmente no tenía demasiado texto, fundamentalmente porque nunca llegó a dominar el inglés con soltura. A pesar de ello, la década de los treinta no fue una mala época para el actor húngaro, pues tras “Drácula” vinieron también algunos otros triunfos comerciales más allá de sus interpretaciones vampíricas, como “El doble asesinato de la calle Morgue”, “La isla de las almas perdidas”, “White zombie” (la primera película de zombies) “Satanás”, “La isla del Dr. Moreau” o “El cuervo”, donde preferentemente interpretó malvados horribles, sádicos y perversos, a los que lograba dar un aspecto más sombrío y tétrico gracias a la frialdad de su mirada, su inquietante rictus y su duro acento húngaro.
Un grupo de películas que en términos generales conservan el nostálgico encanto de los clásicos y entre las que hay alguna que otra interesante sorpresa.



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